ENSEÑANZAS BÍBLICAS
Capítulo V: Caín y Abel, dos senderos evolutivos
(continuación)
Lamek, como Caín, cuya línea continuaba, fue culpable de quitar la vida a un hombre. Habiendo elegido trabajar su salvación por el sendero de las consecuciones materiales, enfrentó los dolores que tal decisión entraña. Con la conciencia espiritual temporalmente velada, esas personas no comprenden la unidad de toda la vida. Del choque de las ambiciones personales opuestas surgen los conflictos y la violencia que la Humanidad ha heredado. Así que Lamek, como su antepasado Caín, mató a un hombre. Dirigiéndose a sus esposas (sus principios espirituales) les confiesa su crimen y exclama lamentándose: “Por un cardenal mataré a un hombre, a un joven por una cicatriz.” Es el grito de la herida y sufriente Humanidad. Hasta que no aprenda que uno no vive para sí mismo y que el que vive por la espada debe perecer por la espada, y no adopta la forma de vida en la que viva para todos, no se disiparán el miedo y la violencia, ni la vieja herida sanará.
Génesis 6:1,2
“Cuando los hombres se fueron multiplicando sobre la tierra y engendraron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas del hombre eran bellas, escogieron algunas como esposas y se las llevaron.”
Este pasaje se refiere a la unión de los Espíritus Luciferes con la Humanidad primitiva. Esto parece extraído directamente de un pasaje del Apocalipsis que dice: “Contra los ángeles, Él fue sumamente iracundo y ordenó erradicarlos de sus dominios y los ligó a las profundidades de la tierra.”
Los retoños de aquella unión no natural fueron criaturas repugnantes distintas de las ángeles y de los hombres. Al ser de naturaleza monstruosa, estaban condenados a una pronta destrucción. Llegó el diluvio y los destruyó a todos.
Las corrupciones que habían penetrado en la vida de la Tierra fueron la consecuencia de la Caída. Las leyendas perpetúan esta verdad al decir que antes de ese acontecimiento no existían fuerzas destructivas en la naturaleza. No había animales salvajes; las espinas, las ortigas y las plantas venenosas eran desconocidas. En relación con esto es iluminador considerar que el tipo de plantas citado está, como clase, regida por Escorpio, el signo regente de la muerte a través de la degeneración.
Génesis 6:5-7; 11,12
“Al ver el Señor que en la tierra crecía la maldad del hombre y que toda su actitud era siempre perversa, se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra, y le pesó de corazón. Y dijo:
- Borraré de la superficie de la tierra al hombre que he creado; al hombre con los cuadrúpedos, reptiles y aves, pues me arrepiento de haberlos hecho.
La tierra estaba corrompida ante Dios y llena de crímenes. Dios vio la tierra corrompida, porque todos los vivientes de la tierra se habían corrompido en su proceder.”
Los Apócrifos tratan también de los males, que habían proliferado en aquel tiempo, y dicen: “Y la ilegalidad creció sobre la tierra, todos corrompieron sus sistemas y órdenes y empezaron a devorarse mutuamente. Toda la carne se corrompió del mismo modo, los hombres y el ganado y las bestias y las aves y todo lo que caminaba sobre la tierra.”
(Continuará)